miércoles, 11 de mayo de 2011

MAL DE ESCUELA: Conversación entre dos zoquetes.

Manolo: Hola Raúl, ¡cuánto tiempo!
Raúl: ¡Hombre! ¡Qué alegría! Si, la verdad es que ha pasado mucho tiempo. ¿Te acuerdas aquellos años en el colegio donde no dábamos “palo al agua”? Cómo me gustaría volver y recapacitar…
Manolo: Si, la verdad es que aquellos años estuvieron muy bien, pero fueron muy duros para los dos, al menos yo encontré al profesor Pennac, el cual me inspiró y conseguí encontrar mi lugar dentro de la escuela.
Raúl: En realidad tuviste mucha suerte, yo que solo era reconocido por lo bien que pegaba patadas a un balón, ojala me hubiera cruzado en el camino con él. Mírame ahora, buscándome la vida porque una lesión se cruzó en mi camino, y ahora soy un Don nadie.
Manolo: Hombre Raúl no digas esas cosas, aún estás a tiempo de encontrar un lugar donde te sientas complacido, y seguir hacia adelante con una familia. Siento mucha pena por ti, porque sé cómo te sientes.
Raúl: Ya pero hoy en día las cosas son difíciles, ahora ¿quién me podrá ayudar a mí como a ti te ayudaron? Ojala me cruzara ahora con el profesor Pennac…
Manolo: ¿Pero qué pasó entonces con tus profesores? ¿No te ayudaban?
Raúl: ¡No! Al contrario. Me ponían incluso las cosas más difíciles. Solo conseguía aprobar en educación física, y en las demás clases me llovían ceros.
Manolo: Y para evitar esos ceros,  ¿no intentaban buscar soluciones?
Raúl: No, ellos mismo desde un principio me decían que no lo conseguiría nunca, así que no me animaban nada. Y al final tuvieron razón, me lo creí y no llegué a sacarme el graduado, aunque llegué a un club grande. Después vino la lesión y aquí estoy.
Manolo: Y durante ese tiempo, ¿tú eras feliz?
Raúl: No, la verdad que no era para nada feliz, excepto en el recreo cuando jugábamos a deportes, o en las clases de educación física donde todos querían ir conmigo, hay si que era feliz donde todo el mundo sabía que estaba presente. Las demás clases eran un infierno, solo pensaba en la campana…
Manolo: Tengo una buena noticia para ti, y es que actualmente estoy ejerciendo de profesor, para ello voy a intentar que aprendas, y lo haré de la manera en que lo hizo conmigo el profesor Pennac. Aprenderás cosas nuevas y conseguirás llegar a sentirte feliz.
Raúl: ¿Lo estás diciendo en serio? Muchas gracias de verdad, creo que en los últimos años, ha sido el día más feliz con lo que me estás diciendo. Me esforzaré al máximo, pero ¿cómo lo harás?
Manolo: Empezaremos con lo que más te gusta a ti, el fútbol. Me traerás redacciones de tus jugadores favoritos, o de lo que tú quieras del entorno del futbol. Pero todo ello corregido y sin faltas de ortografía. Y también de que te has ayudado, ¿entendido?
Raúl: Claro que si, quedaremos todas las semanas, y yo pondré mi máximo empeño. ¡No te fallaré!
Manolo: Te puedo asegurar que de esta forma, lograremos que tú te saques el graduado, para así encontrar un trabajo.
Raúl: ¡Fantástico! Pues la semana que viene nos vemos en tu casa. ¡Muchísimas gracias!
Dos años más tarde, Raúl consiguió el graduado. Por las tardes trabaja como entrenador en un equipo de fútbol, y además, está preparándose el acceso al grado medio de actividades deportivas.

VALORACION PERSONAL:
En mi nombre, Manolo, me llegué a sentir identificado con este zoquete porque a mí me llegaron a decir cuando estaba en la ESO, que no continuara, que “no valía para estudiar”. Además, me he dado cuenta que como futuros docentes, siempre intentáremos ayudar tanto a unos como a otros, y no dejando de lado a los zoquetes, que ya no es que no aprendan si no que en su interior lo están pasando fatal, con malos ratos, y sintiéndose, que no lo valen para nada.
En mi nombre, Raúl, tengo que decir que el libro me ha servido para darme aún más cuenta que, aunque es muy triste, el futuro de millones de niños va ligado a la motivación que cree en ellos el profesor. Ojala todos los maestros tuvieran un pequeño Penacc dentro de ellos y supieran llevar a los niños para lograr que ellos mismos se sientan realizados y felices con lo que hacen, que se sientan integrados y no dejen de lado a los zoquetes, donde muchos, son asignados como zoquetes por lo mismo profesores al machacarlos en vez de ayudarlos. Yo por suerte, he dado con varios “Penacc” que han influido de manera positiva en mi vida, aunque el que más me ayudó fue mi gran Penacc, mi entrenador.

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