El extracto dice que:
El placer de la victoria y la capacidad de fabricar con cada triunfo y cada derrota un recuerdo y una enseñanza, es una de las virtudes del deporte.
El deporte también me mantiene vivo, es otra de las cosas que no me puedo dar el lujo de perder, (....). Yo he sentido el calor en las manos mientras perdemos, he sentido un fuego intenso en mi piel cuando ganamos. Un individuo como parte de un todo, unido al mundo por la pasión, por un compromiso común a todos los intereses, la victoria.
El apoyo, la admiración, el respeto, los límites, el cansancio extremo, el dolor en las entrañas, la satisfacción, aun después de la derrota, por haber cumplido, por no renunciar todavía, por continuar con vida. Son cosas de las que me gustaría escribir algún día. ¿Y el contrincante? El contrincante que me espere porque mañana voy a ganarle (...).
He de agradecer que puedo correr, puedo saltar, puedo sentir agotamiento, puedo dejar mi mente en blanco y puedo volar (...). Gracias por el dolor. Gracias a los contradictores. Yo seguiré en la vida, como muchos otros antes, jugando y escribiendo. Sintiendo cómo mis piernas intentan salir de sí mientras escribo aquello que me inspira la vida.
Y mi respuesta al respecto es que nosotros estamos bien reflejados en estas palabras del texto. Todos hemos sentido alguna vez como se te va la mente a otra parte cuando pierdes y como se te acelera el corazón cuando ganas.
También es cierto que esto no le ocurre a todo el mundo, bien porque no hayan crecido con el deporte, bien porque no les guste o por muchos más motivos, pero si lo practican bien sea por motivos de salud, de recreación o por lo que sea, y no por el afán de ganar como nosotros, bueno es también.
Lo que para nosotros es una forma de vida, o nuestra vida directamente, para otros no lo es y como ya dijimos en clase, tenemos que trabajas para aquellos que no creen en nuestro trabajo, pero bueno, es lo que hay, así somos felices.
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